OÃmos con frecuencia hablar de términos como proyecto circular, impacto social, externalidades medioambientales…
¿Tienes claro qué significan?
En este artÃculo repasamos en un minuto la definición de economÃa circular.
Y cuál fue el origen de la economÃa lineal y por qué ha quedado obsoleta.
Entendiendo qué es economÃa circular y cómo podrÃa ayudarnos a cambiar el mundo.
La economÃa lineal, basada en extracción, producción, vida útil y eliminación, ha llegado a su lÃmite.
Una de las estrategias europeas para generar un uso sostenible, integrador y eficiente de los recursos se basa en la llamada economÃa circular.
Este concepto tiene como objetivo contemplar las externalidades sociales y medioambientales, prestando especial atención a “cerrar el ciclo de vida” de cada producto, servicio, material o recurso.
La producción reduciendo consumo y desperdicio.
¿Tienes ganas de ver algo realmente sorprendente y circular?
Qué debe hacer la economÃa. Para qué sirve.
El European Social Entrepreneurship and Social Finance Spring Meeting fue un excelente evento organizado por la ONG Civesmundi y El Hueco en cuyas mesas redondas tuvimos el privilegio de participar.
Pero más que hablar de FairChanges lo que hicimos fue sin duda aprender del resto de ponentes.
Mercedes Valcárcel, de Fundación Isis, es economista. Y fue una de las personas que más nos llegó con su mensaje.
Por su honestidad y su claridad a partes iguales que hizo que conceptos complejos parecieran dignos de EconomÃa para Dummies.
Ella asà lo contó:
¿Qué ocurrió para que la economÃa dejase de estar al servicio de las personas?
A veces pensamos, y no sin falta de razón, que parece que la economÃa sirve para salvar bancos y no seres humanos.
Pero el origen y enfoque real es el siguiente:
Los economistas clásicos la ven como una disciplina al servicio de las personas. Para satisfacer necesidades.
Cuando en una sociedad se produce una especialización y un intercambio de bienes y servicios, la economÃa se encarga de que éste sea razonable. Y se cubran las necesidades.
A ella surgen ligados los temas de contabilidad.
Aparecen las mediciones y el precio de mercado.
Se produce un intercambio y se fija un precio.
Y llegó un punto en el que se llegó a centrar el precio en un valor monetario.
Lo malo fue que ese valor puramente monetario no tenÃa en cuenta muchas otrs externalidades que estamos viendo.
La enorme diferencia que supone medir y comunicar el impacto social y medioambiental.
En un cierto momento se publicó en los medios que Europa estaba preocupada por los desequilibrios de España. Pero en realidad no se estaba hablando de desequilibrios sociales. Sino de desequilibrios en la estructura.
La forma en la que empleamos las palabras influye. Y mucho.
Se ha llegado a cuestionar el PIB como indicador de crecimiento.
El anterior presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, creó un grupo de trabajo buscando una medida del crecimiento que contemplase esas realidades que no aparecen reflejadas en el PIB.
Hay muchos temas que no se están incorporando a los precios que hacen que los impactos no se estén valorando.
El problema del vocabulario es que acaba sesgando la realidad.
Las nuevas mediciones propuestas incluirÃan el efecto sobre los bienes públicos globales.
¿Qué se entiende por un bien público?
Aquél cuyo consumo no es rival ni exclusivo.
Es decir, lo pueden usar varias personas sin que por ello se acabe.
Lo vemos más claro con un ejemplo: Pongamos por caso una empresa contaminante.
Produce un bien cuyo valor monetario son 100 euros.
Si para producir ese bien ha contaminado un rÃo, ese bien en realidad no ha costado 100 euros, sino mucho más.
Una empresa no contaminante que además proporciona un servicio altamente positivo a la sociedad generando empleo para personas en dificultad serÃa el ejemplo opuesto.
Conclusión:
Un paso más allá de la economÃa circular: Hacia una contabilidad social.
Hemos entendido la importancia del lenguaje y la comunicación.
Debemos hacer uso de ella.
Tanto para destacar lo bueno. Como lo malo.
Para resaltar beneficios a la sociedad. Y para divulgar malas prácticas contra las personas y el medio ambiente que han de ser evitadas. Con transparencia.
Si tuviéramos una contabilidad social que incorporase todas las externalidades, se visualizarÃa de forma mucho más real y cercana el valor que involucra cada iniciativa.
Se trata de intentar dar un paso de una técnica lógico-económica a una más humana y social.
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